Gil Scott-Heron (1949-2011) creía en lo que él llamaba «los espíritus». No era un hombre religioso en términos convencionales, pero creía en fuerzas que proporcionaban inspiración y que ayudaban a las personas a convertirse en su verdadero y más elevado yo. «Si se supone que estás haciendo algo, los espíritus vendrán y te ayudarán», dijo a Alec Wilkinson del New Yorker. «Me han ayudado con líneas que no debería haber conocido, acordes que no debería haber conocido. De vez en cuando saco frases de algún sitio y pienso: «Será mejor que escriba esto».

Afortunadamente, escribió suficientes de esas líneas -y las pronunció de forma convincente con una voz rica en fuerza emocional- para amasar una extraordinaria obra que incluye álbumes, novelas y colecciones de poesía. Su música, profundamente texturizada, compuesta en gran parte por su viejo colaborador Brian Jackson, se inspira en el blues, el jazz, el soul y el R&B, todo lo cual subyace en sus narraciones cantadas y habladas de vidas negras inmersas en tiempos difíciles. Sus canciones -obras maestras como «Home Is Where the Hatred Is», «The Revolution Will Not Be Televised», «The Bottle», «We Almost Lost Detroit» e «Winter in America»- son lúcidas y poco sentimentales, mordaces y sardónicas, pero nunca carentes de esperanza.